jueves, 14 de diciembre de 2006

¿Ayudando a?

Ana tenía seis años y quería tener un reloj de pulsera. Cuando se lo regalaron por fin, en Navidad, estaba impaciente por enseñárselo a su mejor amigo, Raúl. La madre de Ana le dio permiso, y cuando su hija salió de casa le hizo esta advertencia:-Ana, ahora llevas tu reloj nuevo, y sabes leer la hora. De aquí a casa de Raúl llegas andando en dos minutos; así que no tienes excusa para llegar tarde a casa. Vuelve antes de las seis para merendar.-Sí, mamá -dijo Ana mientras salía corriendo por la puerta.Dieron las seis, y ni rastro de Ana. A las seis y cuarto no había aparecido todavía, y su madre se irritó. A las seis y media seguía sin aparecer, y se enfadó. A las siete menos diez, el enfado se convirtió en miedo. Cuando se disponía a salir para buscar a su hija, se abrió despacio la puerta de la calle. Ana entró en silencio.-Ay, Ana! -le riñó su madre-. Cómo has podido ser tan desconsiderada?¿No sabías que yo me iba a preocupar?¿Dónde te has metido?-He estado ayudando a Raúl... -empezó a decir Ana.-Ayudando a Raúl?, ¿a qué? -le gritó su madre.La pequeña empezó a explicarse otra vez:-A Raúl le han regalado una bicicleta nueva por Navidad, pero se cayó de la acera y se rompió y... -Ay Ana! -le interrumpió su madre-, qué sabe de arreglar bicicletas una niña de seis años?Esta vez fue Ana quien interrumpió a su madre.-No mamá. No quise ayudarle a arreglarla. Me senté a su lado y le ayudé a llorar...







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